miércoles, 3 de julio de 2013

LA NATURALEZA COMO INCIDENTE
















La Naturaleza como incidente

Dr. Norbert-Bertrand Barbe

            Nuestro país es curioso. Se originó un encuentro/Congreso de Urbanismo (Hotel InterContinental de MetroCentro, Managua, 27-28 junio del 2013), sin participación alguna de nuestra Facultad, sin embargo madre en el país de las demás en esta disciplina de Arquitectura que es nuestra. Sin embargo, la primera conferencia-marco, dada por el Dr. Domingo Sánchez Fuentes, Director del Postgrado en Urbanismo de la Universidad de Sevilla, planteó varias cuestiones importantes, relacionadas directemente con su experiencia personal en el campo laboral, doble, primero de profesional y segundo de docente, y también desde la experiencia de su propio país: España.
            Evocó muy bien que, si aquí (consecutivamente a su encuentro con nosotros y otros miembros de la Facultad), no hay lo que podríamos decir planificación urbana (hay normas y propuestas, pero no puesta en práctica), la planificación, de la que parte todo el sistema del Primer Mundo, por ende de Europa y de la misma España, también por incumplimiento a lo largo de varias décadas (remito Sánchez Fuentes a los 70), ha fracasado en sus intentos, proporcionando un rostro de crecimiento alocado del tejido urbano, que no sólo se carcome el entorno natural, pero además, por ende, es insostenible.
            De ahí la propuesta de regeneración de dicho tejido, de la apuntó claramente que, en muchos casos, se queda a nivel de propuesta o intención. Ejemplo concreto, la idea, lecorbusiana, de los techos-jardín.
            Los grandes ejes de la propuesta de regeneración urbana son, si los podemos resumir, siguiendo los delineamientos de la conferencia dada por Sánchez:
1.      La recuperación de las zonas industriales abandonadas y su reutilización, más que la creación de nuevas a su lado, para evitar el crecimiento exponencial de lo urbano, a desprovecho del entorno ecológico.
2.      La integración cada vez que se pueda de espacios verdes, concretamente agrícolas, en las zonificaciones urbanas.
3.      La implementación de estanques verdes dentro de cualquier intersticio urbano, con ejemplo de los "parques verticales".
            Por un lado, vemos que el segundo punto es una derivación de las ciudades ideales, en el caso más cercano a nosotros de Fourier y Howard, pero además que existió del tiempo de nuestros abuelos, en Francia, cuando una gran población rural emigraba en las región parisina, por lo que se le otorgaba, para guardar un arraigo con sus raíces y a la vez para autosustentarse en la ciudad, con el apartamente un jardín urbano aparte. Terminó, u se perdió, esta riqueza con las urbanizaciones de los años 70 que, igual que en España por lo que entendemos del discurso de Sánchez, desangraron el rostro de la ciudad anterior. En Francia, la canción "Le petit jardin" (1972) de Jacques Dutronc da cuenta en sus título y letra de este cambio. Cambio también debido a la consecuencia del baby-boom de post-guerra, y al deseo, por otra parte, de la clase política de resolver el problema de los asentamientos genuinos (similares a los actuales en Nicaragua) de casas de madera, plástico y minifalda de los más pobres. Así se cambió la cara de la ciudad, todavía llena de solares y jardines, por una cara de edificios de concreto, como lo expresa muy bien Dutronc en su canción, cuando escribe, desde la primera estrofa:

"C'était un petit jardin
Qui sentait bon le métropolitain,
Qui sentait bon le bassin parisien.
C'était un petit jardin
Avec une table et une chaise de jardin,
Avec deux arbres un pommier et un sapin
Au fond d'une cour à la Chaussée d'Antin
Mais un jour, près du jardin,
Passait un homme qui, au revers de son veston,
Portait une fleur de béton.
"

            Lo que llama la atención en el discurso y la propuesta de renegeración española es que se orienta explicítamente hacia lo agrícola (o autosostenibilidad individual) dentro de una retoma por la colectividad de los espacios industriales abandonados.
            Lo que, dicho de otra manera, y por muy importante que sea la necesidad, innegable, de esta acción, que el espacio natural se ve, aún en esta perspectiva de urbanismo "sostenible", como un incidente. Queremos decir que se plantea su utilidad (agrícola, más que como corredor natural para la biodiversidad), en zonas desechadas por las plantas industriales anteriores (es decir, como recuperación verde de lo ya no útil), y para el uso colectivo (es decir, conforme los planteamientos de ciudades ideales, de Moro a Howard, pasando por Fourier, evidentemente, no en función del goce individual, como pueden ser los parques, originalmente, en su mayoría, reales, nacionalizados por y a partir de la Revolución en Francia y en toda Europa, sino por un encubrimiento de lo individual por lo colectivo, es decir, una vez más, persiguiendo valores de utilidad neo-marxistas - del grupo por encima del individuo, de lo eficiente por encima de lo fútil, de los jardines urbanos por encima del sueño, inútil, vano, monarquista en sentido estricto, del Petit Trianon -).
            Dicha ideología de la Naturaleza como incidente es la que evidenció una pregunta, la primera, que se le hizo al conferencista. Alguien preguntó acerca de la viabilidad ecológica del propuesto Gran Canal de Nicaragua. Aclarando que no tenía por costumbre hablar de temas de actualidad de los países que visitaba, intentó, sin embargo, contestar el conferencista, interpelé, mediante dos ejemplos españoles:
            El primero, el caso de un puente que recordó el flujo de un río para permitir a unos ancianos en un pueblo visitar el cementerio, proyecto que ganó un premio de arquitectura sostenible. Lo que, después, contó, de sorprenderlo, le hizo reflexionar de que la sostenibilidad era distinta a la ecología. Por lo que vemos muy bien, tanto dentro del mismo ejemplo, como en la posición ideológica consecutiva del exponente, cómo, y lo dijo él mismo muy bien, los principios de sostenibilidad tienen que ver ante todo con la utilidad del gran y mayor número de gentes (es decir, es más importante que los ancianos puedan ir a visitar el cementerio que el curso natural del río).
            El segundo ejemplo que tomó, dialéctico - y de advertencia previa, explícita, aunque cortés, al inicio del proyecto del Canal si no se hacen bien los estudios previos de viabilidad -, fue el, de hecho fracasado por incompetencia previa (o corrupción, como se querrá ver, él no dijo nada, apuntamos personalmente por la segunda solución) en los estudios de factibilidad, de un túnel entre Asturias y León (el conocido caso del Gran Túnel de Pajares), que, por construirse sin tomar las precauciones necesarias, cortó varios ríos, los cuáles rebontando en el túnel, se extraviaron, dañando la estructura, y secando los cauces naturales, razón por la que, sin saber muy bien que hacer, el gobierno tuvo que por lo menos triplicar la inversión inicial, sin lograr darle solución al problema hasta la fecha.
            Claro está que sabemos muy bien que hacer. Sería quitar el túnel, pero la primera premisa, proviniente del primer ejemplo citado, nos orienta a saber, de antemano, que no se hará, porque predomina siempre la necesidad humana sobre la natural. Causa, paradójicamente, de los grandes estragos del siglo XX y ahora XXI al medio ambiente, por ende a la tierra, por ende a nuestra propia supervivencia en el planeta como individuos, y a la vez como especie. Pero es evidente que esta contradicción, que no parece permear, como decíamos, tampoco con claridad en la diferencia entre posición de "sostenibilidad" y "ecológica", no se quiere tomar en cuenta por la sociedad actual. Básicamente, para nosotros, eso podría ser la contradictoria, pero aclaradora, conclusión a la conferencia (aunque no era la que suponía el conferencista).
            Esto como primer punto.

            El segundo proviene de la última pregunta que se le hizo al conferencista, antes del refrigerio: fue por parte del responsable de CANDUR (Camara de Urbanizadores de Nicaragua), co-organizadora, con la Alcaldía de Managua y con INVUR (Instituto de la Vivienda Urbana y Rural), del evento. El responsable aclaró primero, entendemos como crítica implícita a la orientación general de la conferencia, que Nicaragua siendo un pequeño país, el segundo más pobre de la región, su única alternativa para salir de la miseria era "crecer y crecer y crecer". Dentro de esta perspectiva, explicó que las urbanizadoras se encontraban ante un problema, que era que tenían que urbanizar cada vez (por el mismo fenómeno del crecimiento horizontal y conurbano de la ciudad) en sitios más alejados, lo que les implicaba gastos extras, por lo que su pregunta era que si el conferencista podía ayudarles a idear soluciones para minimizar dichos gastos.
            Cabe mencionar que la pregunta iba en sentido totalmente contrario a la ponencia, ya que ésta planteaba la necesidad de limitar el crecimiento urbano en las zonas rural regenerando los barrios existentes. Cabe también recordar que el principio de crecimiento conurbano acentuado de la ciudad nicaragüense en los últimos años, más que a la sobrepoblación (el país con costo tiene 6 millones de habitantes), se debe al miedo a los edificios de varios pisos, consecutivo al terremoto del 72. Así como a los asentamientos genuinos, y la falta de organización, por falta, lo dijimos inicialmente, de planificiación estatal, así como también de los gobiernos locales, precisamente, del mismo crecimiento urbano.
            Así que, como segundo punto en nuestra canasta, tenemos que un conferencista, invitado para hablarnos de sostenibilidad ecológica (aunque, por lo anteriormente aclarado, lo más probable es que no se reconociera en esta asociación de palabras, pero sirve para marcar nuestro punto), es invocado, en el lugar de los hechos, por el representante y responsable de una de las tres instancias invitadoras y organizadoras, no para cuestiones ecológicas o sostenibles, sino, al contrario, para ayudar a limitar los gastos de crecimiento que, al mismo tiempo, impone el locutor e interrogador, no quiere (es decir, no se debe de) parar. Claro está que si se pensará dos segundos en el contenido de la conferencia, de la misma se auto-genera la respuesta, antes mismo de hacer la pregunta: sustituyendo el crecimiento por la regeneración urbana.
            Pero ahí también, entonces, vemos que la Naturaleza, en un país como el nuestro dónde hay mucha, pero no utilizada, comprendida, por ende no protegida, viene a ser un incidente.
            De hecho, lo vemos claramente en el rostro de nuestra ciudad capital, en la que la mayor parte de la superficie capitalina es de espacios verdes, pero que no son ni parques ni corredores naturales preservados, sino simplemente solares olvidados o no todavía utilizados (lo que es lo mismo) por el gobierno, la Alcaldía o los pobladores. Así son lugares donde los habitantes y las autoridades tiran sin reparo la basura, y donde los pobladores, en particular de los asentamientos genuinos, vienen a cortar madera para leña.

            El tercer punto tiene que ver, a manera de conclusión, con la ideología lógica que se desprende de lo anterior, y que se aclara, para nosotros, en la idea, citada por el conferencista, de "Parque vertical" (entendiéndose que no estamos hablando de jardines colgantes, como los de Babilonia o del Mediterráneo).
            Evidentemente, la idea no es de desechar en sí. Además, se está dando, a veces con problemas, sea porque sólo está a nivel de idea (como en Argentina) o porque se abandona, secándose el parque vertical por falta de agua (lo que evidencia que un parque vertical, a diferencia de un parque natural normal necesita cuidados, por ende es una creación arbitraria) como es el caso del de la Plaza de la Luna en Madrid, pero, decimos, es una idea que se está desarrollando, tanto en Milán como en España o América Latina, de México al Cono Sur.
            Sin embargo, vemos en él la máxima expresión de la Naturaleza como incidente. Paredes vegetales son, para nosotros lo normal de cualquier casa de campo. La familial nuestra (siendo ubicada en medio de los campos, y teniendo por otra parte una hectárea arborizada), para no ir muy lejos, tenía en toda la fachada de entrada (estamos hablando de algo como cuarenta metros de largo por seís de alto) viña y hiedra.
            Además, el concepto de parque implica el recorrido, lo que es, obviamente, imposible verticalmente, tratándose de una pared, o de balcones, a menos que estemos hablando de una altura limitadamente vertical, como es el caso del proyecto del Parque Billboard del estudio estadounidense  EFGH Arco Design para la ciudad de Rosario en Argentina, cuya funcionalidad limitada depende del alcance del cuerpo humana dentro de celdas a imitación de las colmenas.
            Finalmente, los balcones con vegetación (que es, básicamente, la idea de Pedro Reyes en su proyecto de 2001-2006 de rehabilitación de la torre de Tlaltelolco construida en 1962 y abandonada después del terremoto de 1985), poco probablemente de árboles de tamaño real, que destruirían los cimientos y las paredes del edificio, a pesar de la propuesta, posible en PAO pero imposible en la realidad de la "vertical forest" para la ciudad de Milán, los balcones verdes son un principio universal y antiguo para cualquier persona. No sólo los balcones, sino hasta las simples maceteras con flores, como recuerda la célebre y paradigmática en este caso canción "La Bohême" (1965) de Charles Aznavour:

"Montmartre en ce temps-là
accrochait ses lilas
jusque sous nos fenêtres
"

            Son, más concretamente, los clásicos y comunes geranios en la ventana.
            Así que, según el refrán, "C'est dans les vieux pots qu'on fait la meilleure soupe", el concepto mismo de "parque vertical", por muy apetitoso que sea, parece no ser más que el nombre contemporáneo de algo ya existente (las paredes verdes, los balcones con flores), de poco alcance ideológico respecto de su pretensión real (un parque realmente vertical no puede existir porque las especies que crecen verticalmente son pocas: las enredaderas y las epífitas, nada más, no permiten visibilidad para edificios grandes, y ante todo nadie puede visitar ni recorrer un espacio verticalmente, salvo siendo alpinista, pero la misma técnica de la escalada alpinista destruiría rápidamente el llamado parque, además se trata de deporte, no realmente de recorrido ambientalista o botánico como uno lo puede hacer en los parques "horizontales").
            Y, ahí también, más que cualquier otra cosa, recuerda que la humanidad, es decir, nuestra sociedad actual, considera la Naturaleza, esta vez más claramente que nunca, como un accidente, necesario (como debemos conservar la preocupante naturaleza circundante para no morirnos, ni modo, busquémosla un lugar que no sea tan molesto a la hora de construir y ampliar la ciudad: en las paredes y los techos, dicho de otra manera, no deberíamos construir, pero igual que el representante de CANDUR, queremos seguir haciéndolo, de ahí la necesidad, ilógica, de crear, para resolver esta dialéctica entre le beurre et l'argent du beurre, y pensando que podríamos siempre tener los dos, hagámoslo alegremente, verticalmente).
            La intención real, tal vez no de los arquitectos preocupados por la sostenibilidad, pero si de sus patrocinadores, es la dicha con toda ingenuidad por nuestro representante nacional de CANDUR: seguir creciendo a menosprecio de la Naturaleza, y la pregunta es, en el fondo, cómo seguir haciéndolo sin salir perdiendo. Es imposible, pero igual nuestra testarudez no los hace así desear.
            Al Gore muy bien lo dice en su documental Una verdad incómoda (2006): si se pone a una rana en una olla de agua caliente, saltará. Si se la pone en una olla de agua al tiempo, que lentamente se va calentando, se quedará, hasta quemarse, sin darse cuenta. Y lo dice Gore claramente también: somos como esta rana.
            A propósito, esto nos hace recordar que una pregunta que nunca se plantea, porque no es políticamente correcta, ni por parte de los partidarios de la sostenibilidad, ni de los de lo ecológico: ¿cómo lograr cualquiera de estas dos metas, sin dejar de multiplicarnos al infinito? Ya sabemos que, siguiendo así, todos los recursos naturales, y los metales que sirven para nuestros carros, computadoras y electro-doméstico se agotarán de aquí al próximo siglo. Así que hablar de sostenibilidad (en chiquito) o de ecología (macro-estructuralmente), sin hablar, en primera instancia, de nuestra reproducción (colectiva) sin freno no parece tener mucho sentido (común). El bienestar individual (y humano) no se logra a desprovecho del bien colectivo (de las demás especies).

            Una vez destruidos todos los bosques, y construidos todos los Gran Canales del mundo, muy probablemente no bastarán el bambú y las verduras para proveernos el suficiente oxígeno que precisamos todos y cada uno de nosotros.